UNA VISITA AL MAYOR SABINAR DE LA ISLA. A la Dehesa de Sabinosa, la mejor representación del sabinar canario en El Hierro, se accede en automóvil por una serpenteante carretera que, desde el pueblo de Frontera o desde la capital, Valverde, asciende por el interior de la isla, deja atrás la emita de Nuestra Señora de los Reyes y luego pasa junto al desvío del mirador de Bascos. Vale la pena acercarse a este privilegiado promontorio desde el que se puede contemplar el valle del Golfo, una espectacular bahía de forma semicircular surgida hace unos 40.000 años por el violento derrumbe de una porción septentrional de la isla. En el trayecto hay que levantar una cadena colocada, al parecer, para evitar que entre el ganado. La mañana es fría y, por momentos, la densa niebla no permite ver más allá de veinte metros. No me cruzo con nadie. Absolutamente nadie.


Las fantasmagóricas sabinas de El Hierro se han adaptado a las duras condiciones de esta zona, una meseta a unos 700 metros de altura que se caracteriza por lluvias escasas -entre 200 y 400 mm. anuales, aunque compensadas por las nubes constantes llegadas del cercano mar, la llamada precipitación horizontal– y especialmente por un viento de inusitada violencia, normalmente del noreste. Al margen de las sabinas, solo se observan tasaigos -un arbusto con espinas en el tronco- jaras y las omnipresentes tabaibas amargas, una euforbia protegida de flores umbeliformes, con forma de racimo o paraguas.

Las sabinas canarias, presentes en las cinco islas occidentales del archipiélago, corresponden a la especie Juniperus turbinata ssp. canariensis o, dependiendo del autor, a una subespecie de la sabina negral (Juniperus phoenicea ssp. turbinata). La mayoría de los ejemplares de la Dehesa son adultos y apenas se observan plántulas, posiblemente por culpa de un pastoreo excesivo que ahora está muy regulado. De hecho, se calcula que los actuales sabinares herreños no suponen ni el 10% de área potencial de distribución. Las que quedan, según me explican en un bar de Valverde, aunque tengo mis dudas, son las que no eran buenas para la fabricación de muebles debido a sus formas retorcidas. En la Dehesa de Sabinosa, además, los suelos pobres y poco profundos han disuadido cualquier intento de agricultura.
Se calcula que los actuales sabinares herreños no suponen ni el 10% de área potencial de distribución

Los troncos atormentados de las sabinas de la Dehesa, símbolos de El Hierro y uno de sus principales atractivos turísticos, han sido modelados por los alisios que ascienden por los acantilados y luego se expanden con rapidez por la altiplanicie a ras de suelo. Como resultado, los árboles no pueden crecer en altura y se retuercen hacia adelante hasta postrarse en el suelo, a resguardo del viento.


El ejemplar más conspicuo, al que le dedicó la portada de un disco Brian May, el guitarrista de la banda Queen, tiene un tronco de 3,35 metros de diámetro y una edad estimada de 500 años. Aunque la zona está incluida desde 1975 en el inventario de espacios protegidos de Canarias y desde hace poco cuenta con una cuerda como perímetro de seguridad, desgraciadamente algunos idiotas se siguen subiendo a su tronco, arrancan pequeñas ramas, graban sus nombres con un cuchillo y, en definitiva, ponen en peligro su supervivencia. Es una lástima.
Nombre del ejemplar: Sabina de El Hierro (en la misma zona hay otros muchos ejemplares de menor tamaño).
Especie: Juniperus phoenicea ssp. turbinata (Juniperus turbinata).
Nombre común de la especie: Sabina canaria.
Ámbito de la especie: Canarias (El Hierro, La Gomera, La Palma, Tenerife y Gran Canaria).
Perímetro del tronco a 1,30 m: 3,35 (2012)
Altura: 4 m. (2012).
Altitud sobre el nivel del mar: 490 m.
Edad del ejemplar: Nacido hacia 1500.
Ubicación: Sabinar de Sabinosa. Municipio de Frontera (El Hierro, islas Canarias). Coordenadas GPS (anotación Google Maps: 41.546728, 2.407335).