Una planta prehistórica en Barcelona

EL JARDÍN DE LA TAMARITA ACOGE UN EJEMPLAR DE WOLLEMIA. La wollemia o pino de Wollemi, especie descubierta para la ciencia hace apenas dos décadas, en 1994, es la última incorporación al extenso catálogo de las coníferas, las plantas gimnospermas que dominaron el planeta en el Mesozoico, la era de los dinosaurios, y que actualmente aún forman grandes bosques en zonas templadas y frías.  Mi amiga Catalina Gayà me informa en un artículo de que una wollemia, un plantón que no llega a medio metro, crece protegida por una valla en el Jardín de la Tamarita, un parque de estilo romántico en la zona alta de Barcelona. Una vez allí, ningún cartel indica que nos encontramos ante una planta realmente especial. A su lado, unos niños juegan en un columpio.

wollemia-blog3
wollemia-blog4

En septiembre de 1994, David Noble, un experimentado guardabosques del parque nacional Wollemi, en Nueva Gales del Sur (Australia), realizaba un trayecto en principio rutinario cuando observó en un profundo e inaccesible cañón unos árboles que no acababa de reconocer. Sus hojas se parecían a las de los helechos, pero algunos pies rondaban los 40 metros de altura. Noble sospechó enseguida que se hallaba ante una especie singular, no catalogada en el territorio de Wollemi, por lo que decidió llevarse unas hojas para ver si los especialistas del Servicio de Parques Nacionales de Nueva Gales del Sur y del Jardín Botánico de Sídney eran capaces de identificarla. La primera respuesta fue la misma en ambos casos -es un extraño helecho-, pero enseguida cambiaron de opinión cuando el guardabosques les comentó la envergadura de los árboles.

Después de varias expediciones al lugar y de las pertinentes comprobaciones, los especialistas concluyeron que se trataba de una especie nueva que bautizaron científicamente como Wollemia nobilis, en homenaje al lugar y al autor del descubrimiento. Su nombre más común es Wollemi pine o pino de Wollemi, pero es una imprecisión porque diversos estudios han concluido que los árboles más cercanos no son los pinos, sino las araucarias. Técnicamente, Wollemia es un género monoespecífico incluido en la familia Araucariaceae. [Curiosamente, en la Tamarita crece también el único ejemplar en la ciudad de Barcelona de una araucaria poco frecuente, A. cunnighamiana.]

La búsqueda iniciada por Noble permitió localizar con posterioridad otros dos reductos de la especie en el mismo parque, aunque en total no se han avistado ni 200 ejemplares y muchos son posiblemente troncos comunicados bajo tierra de un mismo espécimen. Pese a tratarse de parajes abruptos, es sorprendente y a la vez reconfortante que una especie de gran tamaño hubiera podido sobrevivir en el más absoluto de los anonimatos a sólo 150 kilómetros de Sídney, la mayor ciudad de Australia. El parque nacional Wollemi es un territorio de 5.000 kilómetros cuadrados cubierto en un 90% por bosques de eucaliptos de una gran diversidad (70 especies diferentes). La zona, que forma parte de las llamadas Montañas Azules, está catalogada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

La wollemia es considerada un fósil viviente porque su género -o al menos géneros emparentados- surgió hace unos 90 millones de años y hasta hace unos 65 millones fue muy frecuente en Gondwana, el antiguo continente situado en el hemisferio sur. Como han mostrado diversos estudios genéticos, la diversidad actual entre especímenes es prácticamente nula, resultado de un cuello de botella evolutivo que llevó la especie a su práctica desaparición. Actualmente figura en la lista roja de especies en peligro de extinción, aunque es muy probable que su último reducto en Nueva Gales del Sur haya permanecido inalterado durante milenios.

El principal enemigo para la supervivencia de la especie es obviamente el hombre, motivo por el cual nunca se ha informado del lugar exacto donde medran los árboles. Además, poco después del hallazgo de Noble empezó un programa de reproducción cuyo objetivo es mantener la especie bien representada en el mundo para garantizar la supervivencia genética y al mismo tiempo saciar el apetito de posibles saqueadores en su hábitat natural. También se han tomado precauciones tras detectarse varios ejemplares con el patógeno Phytophthora cinnamomii, un pseudohongo muy dañino.

Propias de un suelo ácido y con pocos nutrientes, las wollemias son plantas de un crecimiento tan lento que se ha calculado una edad de 350 años para árboles con un tronco de 0,8 metros de diámetro. Como explica en su web el Jardín Botánico de Sídney, la altura promedio de los ejemplares en libertad es de 11 metros, aunque se ha localizado uno de 38,5 metros. De jóvenes son también muy sensibles a la luz, por lo que es preferible que crezcan al abrigo de otros árboles.

Las primeras plántulas -no procedían de semillas, sino que son reproducciones por meristema, una especie de clonación in vitro- salieron a subasta con fines benéficos en 2005 y a partir de 2006 se permitió el comercio internacional. Unas llegaron al Jardín Botánico de Barcelona, que fue quien con posterioridad, en 2010, cedió la que crece en la Tamarita dentro de un programa de educación ambiental. Quizá en un futuro alcance grandes dimensiones, pero por ahora es un humilde fósil viviente que trata de salir adelante con una reja que la protege de los perros y de los gamberros.

Comparte

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *