EL GIGANTE DE LA PLAZA MAYOR. No hay ningún documento oficial que lo acredite, pero dice la tradición local que el imponente plátano que crece en la plaza mayor de La Riera de Gaià, una pequeña localidad situada a unos quince kilómetros de Tarragona, fue plantado por un vecino para conmemorar el nacimiento del rey Alfonso XIII. Fue exactamente el 17 de mayo de 1886.

Aunque el plátano o plátano de sombra (Platanus x hispanica) es un árbol cosmopolita muy bien adaptado a la vida en ambientes urbanizados, rara vez alcanza las dimensiones de este ejemplar, uno de los once especímenes de la misma especie protegidos como árbol monumental por la Generalitat de Cataluña. El reconocimiento institucional le llegó en 1992, pero desde mucho antes es uno de los símbolos del municipio.


La plantación de árboles en lugares emblemáticos para celebrar acontecimientos reseñables de la vida local parece ser una tradición milenaria, pero se instaura con valor político en Estados Unidos durante la Guerra de la Independencia y luego se extiende por Europa a raíz de la Revolución Francesa. Un árbol nuevo simbolizaba un cambio de régimen, una rotura con el pasado. En España se plantaron muchos para conmemorar la Revolución Gloriosa de 1868 y la proclamación de la Primera República en 1873. Curiosamente, la nueva tradición republicana del Árbol de la Libertad, como eran llamados, se mantuvo en La Riera de Gayà para celebrar la restauración de su antítesis, la monarquía borbónica.
El plátano de La Riera de Gayà crece junto a varias tuyas de jardinería en una plaza completamente cementada. Antes tenía una copa irregular y prácticamente tocaba los edificios próximos, pero las podas que se hicieron en el año 1951 -de aquellos trabajos se obtuvieron 20 toneladas de leña- le confirieron la actual silueta redondeada. Es un árbol de tronco recto y aspecto muy saludable, si bien presenta un gran agujero con síntomas de putrefacción en la cruz, de donde surgen las ramas principales.
Tiene un perímetro de 5,10 metros (a una altura de 1,50) y una altura total de 24,30 metros, según mi medición con altímetro láser en un día de principios de primavera, aunque el profesor Martí Boada estima un poco más, 27,22 metros, en su libro Arbres remarcables de Catalunya. Justo a su lado, en dirección al campo, hay una explanada y un aparcamiento desde donde es posible observar la grandeza del fotogénico ejemplar.