El mayor árbol de Barcelona huye de la fama

LA FASCINANTE PTEROCARYA HÍBRIDA DEL SOT DE L’ESTANY. El mayor árbol de la ciudad de Barcelona crece en una profunda vaguada del Jardín Botánico Histórico, el llamado Sot de l’Estany, un sorprendente rincón romántico y poco transitado de la montaña de Montjuïc. El singular ejemplar, un nogal alado o pterocaria de Rehder (Pterocarya x rehderiana), un híbrido poco frecuente plantado hacia 1920, ha alcanzado en su vida relativamente corta unos formidables 40 metros de altura gracias a la morfología del terreno donde medra, una especie de gran hoyo que ayuda a conservar la humedad y ahuyenta el calor, así como a la presencia en la misma zona de otros árboles de grandes dimensiones -dos fresnos, un tulipero de Virginia y un arce sicómoro- que compiten por hacerse con los escasos rayos de sol. Como en una plantación maderera, todos los ejemplares crecen vigorosos en busca de la luz y apenas desarrollan grandes ramas laterales.

La pterocaria de Rehder es un híbrido caducifolio formado por el cruce de dos de las pterocarias más conocidas, P. fraxinifolia, habitual del Cáucaso e Irán y plantada con asiduidad en los jardines europeos, y P. stenoptera, originaria de China y mucho más escasa como árbol ornamental.

El catálogo de árboles de interés del Área Metropolitana de Barcelona explica que el nogal de Rehder es uno de los especímenes que ya existían en el Sot de l’Estany antes de que el ilustre botánico Pius Font i Quer iniciara en 1930 la plantación de lo que sería el Jardín Botánico, inaugurado en 1941, aunque resulta sumamente extraño que un árbol exótico creciera espontáneamente en un lugar que se empleaba como cantera. De hecho, es el único ejemplar de la misma especie en Barcelona y, salvo sorpresas, en muchos más kilómetros a la redonda.

El nombre del híbrido es un homenaje a Alfred Rehder, horticultor y jardinero del Arnold Arboretum, en Boston, que fue quien con un poco de fortuna en 1908 alumbró el cruce de las dos pterocarias. El éxito del árbol resultante estriba en que no solo tiene un crecimiento más vigoroso que el de sus dos ancestros, sino que también es más resistente, por lo que se ha empleado ocasionalmente como especie maderera.

El catálogo municipal indica que el árbol mide «cerca de 40 metros», una altura congruente con el aspecto, aunque no precisa cómo se ha calculado puesto que la ubicación en un lugar tan encajonado impide usar el altímetro láser, además de ser muy difícil de fotografiar. Con 3,40 metros de perímetro de tronco a 1,30 m. de altura, no es ni mucho menos el ejemplar más grueso de Barcelona, superado como mínimo por sendos eucaliptos que crecen en el parque de la Oreneta y en el Jardín de Aclimatación, y posiblemente también por alguna que otra bellasombra y algún ficus, pero en volumen total de madera no lo supera ningún otro árbol urbano. Una altura similar tiene también el fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia) que crece a su vera, aunque es sensiblemente de tronco más fino.

El nogal de Rehder es un árbol especialmente hermoso durante todo el verano, con sus amentos verdes en forma de racimos, y también en otoño, cuando sus hojas adquieren una coloración amarillenta. Las grandes hojas compuestas, con un número variable de foliolos (entre 11 y 20), miden hasta 40 centímetros y brotan entre abril y mayo.

«Cuando me siento en el Sot de l’Estany, que es como un valle con riachuelo incluido, me alejo definitivamente de la ciudad», escribía mi amigo Edwin Winkels en un hermoso artículo periodístico. Vale la pena descender hasta el Sot y, si los mosquitos lo permiten, descansar en uno de los bancos mientras se oye el rumor del agua. Allí, cuando hace calor, la temperatura es hasta cuatro grados más fresca que en el centro de la ciudad.

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2 comentarios en “El mayor árbol de Barcelona huye de la fama”

  1. Este artículo es interesante. En mi geografía cantábrica Pterocarya x rehderiana se ha plantado como ornamental probablemente después de haberse cultivado como especie maderera. Los ejemplares, que se encuentran concentrados principalmente en el barrio de La Peña de Bilbao, no son tan corpulentos como el de este artículo, y tienen la poco afortunada característica de resultar invasivos, habiendo colonizado las orillas de los ríos Nervión e Ibaizabal, y desplazado especies autóctonas como álamos y alisos.

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