ÁRBOLES MILENARIOS EN TIERRAS DEL SENIA. La partida de L’Arion, una finca de 80 hectáreas en el municipio de Ulldecona, en el sur de la provincia de Tarragona, atesora una de las mayores densidades de olivos milenarios de Europa, con un total de 391 ejemplares, un paisaje único que ha resistido milagrosamente al expolio y a la competencia de la producción industrial. La Oficina de Turismo de Ulldecona organiza desde 2011 unas visitas muy recomendables que durante una hora y media permiten conocer la historia de tan singulares seres vivos y probar el aceite que aún producen.
Al parecer, la finca se llama Arión porque en el siglo XVII estuvo en manos de un tal Hilario Ribera, Hilarión, aunque ahora los propietarios son dos familias de La Galera y Alcanar. Se trata de un terreno pedregoso y de relieve suave, caluroso en verano y dominado casi en exclusiva por los olivos, aunque también se observa algún algarrobo de gran porte. Para no compactar la tierra, se recomienda no pisar en las inmediaciones de los olivos. No muy lejos discurre un ramal de la antigua Vía Augusta y el cauce del río Sénia (o Cenia).


El ejemplar más viejo de la partida, conocido como la Farga de l’Arion 1 y ahora protegido con una valla, fue plantado hacia el año 314, en tiempos del emperador romano Constantino, según ha revelado un complejo análisis efectuado mediante telemetría láser por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid.
Contar los anillos en el caso de los olivos no es una herramienta fiable debido a las peculiaridades del tronco, por lo que no hay más remedio que acudir a métodos indirectos que, por supuesto, tienen sus detractores. De hecho, otro estudio en una zona cercana concluyó que muchos de los olivos considerados «milenarios» eran en realidad de época medieval y tenían a lo sumo 800 años. En cualquier caso, tenga 1.700 años o no, lo cierto es que la Farga de l’Arion 1 es un hermoso monumento vivo, aún productivo, con un espectacular perímetro de tronco de ocho metros a 1,30 metros de altura. Por regla general, explica Àlex Güell, el guía de nuestra visita, se suelen considerar especímenes milenarios aquellos cuyo perímetro supera los 3,5 metros. Vale la pena la visita.


Los olivos milenarios no son exclusivos de Ulldecona, sino de todos las localidades próximas. De hecho, la distribución parece seguir el recorrido de lo que fueron la Vía Augusta y sus ramificaciones. Desde 2009, la Mancomunidad de la Taula del Sénia y la Asociación Territorial del Sénia, de la que forman parte 27 municipios -quince de la provincia de Castellón, nueve de Tarragona y tres de Teruel-, mantienen un inventario de todos los olivos milenarios catalogados, unos 4.600 hasta la fecha. La variedad más común es la farga, con un 95% de los ejemplares.
El número de olivos viejos, no obstante, se ha reducido drásticamente en las últimas décadas. Como explica Güell, muchos propietarios los han sustituido por pies más jóvenes y productivos, muy a menudo vendiéndolos a grandes empresas deseosas de tener un olivo milenario para embellecer su ‘hall’ de entrada, un expolio que ha retratado la película ‘El Olivo’, de Icíar Bollaín. Otros muchos también han servido para decorar rotondas de carreteras. «Algunos han acabado incluso en el golfo Pérsico», pone como ejemplo nuestro guía. El dueño puede recibir entre 6.000 y 20.000 euros, dependiendo de la belleza y la edad del árbol, aunque al comprador le resulta bastante más caro porque es necesario un complejo proceso de retirada y transporte. Muchos olivos no sobreviven.



Para evitar este expolio, la mancomunidad creada por los municipios con olivos milenarios impulsa diversos proyectos cuyo gran objetivo es dar valor añadido a los vetustos ejemplares. Al margen del turismo y la gastronomía, el aceite obtenido en la partida de L’Arion y otras fincas con olivos milenarios se vende certificado. Es además de cultivo ecológico y se elabora en diez almazaras de la zona. Eso sí, cuesta el triple.
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