La ruta de los palos borrachos de Barcelona

UN PAISAJE DE SABANA EN PLENA CIUDAD. Las ceibas o palos borrachos son unos árboles fascinantes no solo por su peculiar aspecto, con un tronco abombado por su parte central y repleto de aguijones cónicos, además de contar con unos curiosos frutos encapsulados de color marrón e interior algodonoso, sino también porque parecen desafiar el ritmo de la naturaleza que siguen sus congéneres del arbolado urbano: florecen en otoño-invierno, cuando ya no le quedan hojas, y luego fructifican en primavera.

Las dos especies que se pueden observar en Barcelona, antes adscritas al género Chorisia, son concretamente Ceiba speciosa, la más habitual, caracterizada por su flores con tonos rosados o morados, y Ceiba chodatii, con flores de color blanco-amarillo. Ambas proceden de regiones subtropicales de América del sur, un territorio que abarca desde Perú hasta Argentina. Pertenecen a la misma familia que los baobabs, las Ceiba pentandra o kapok -árbol mítico para los antiguos mayas y taínos- y el asiático Bombax ceiba, el llamado árbol del algodón.

Los palos borrachos se han adaptado sin problemas al clima de Barcelona y otras muchas ciudades mediterráneas debido a su gran capacidad para soportar la sequía de los meses veraniegos y, en general, por su tolerancia a la falta de agua. En España he observado ejemplares en Sevilla, Cádiz y particularmente en Málaga, donde son relativamente frecuentes. También los hay en Alicante, Valencia y Murcia. Ambas especies tienen querencia por los ambientes soleados y no soportan las heladas invernales. Son de crecimiento rápido, no excesivamente longevas -en Barcelona, por ejemplo, se estima que los ejemplares más viejos tienen unos 80 años- y tampoco muy grandes, con alturas comprendidas entre 6 y 15 metros. Su madera es liviana y poco resistente.

El registro de árboles del Ayuntamiento de Barcelona que se puede consultar en internet, sin renovar desde hace años, indica que en la ciudad hay 175 palos borrachos de flor rosa, mientras que la variedad de flores blanco-amarillas ni aparece citada, aunque lo más probable es que se hayan incluido los ejemplares de ambas especies en el mismo capítulo.

1) Calle del Doctor Aiguader. 2) Jardines de Walter Benjamin 3) Jardines del Baluard. 4) Plaza de Pau Vila. 5) Paseo de la Zona Franca junto a la plaza Cerdà. 6) Jardines de Costa i Llobera. 7) Entrada del Jardín Botánico de Barcelona. 8) Calle de la Renaixença. 9. Parc Central de Nou Barris. 10) Plaza de les Dones de Nou Barris. 11) Paseo de Mollerussa-Bon Pastor. 12) Plaza de Blas Infante, L’Hospitalet de Llobregat. No están incluidos los palos borrachos de la plaza Ángel Pestaña, Clínica Dexeus-Gran Vía de Carlos III, Miramar (Montjuïc) ni del parque de Diagonal Mar. Fotos: arbolesconhistoria.com

El recorrido de las ceibas de Barcelona empieza por las más conocidas. Se encuentran al principio de la avenida del Paralelo (Paral.lel), a ambos lados de la vía (los llamados jardines de Walter Benjamin y del Baluard), y el grupo está formado por una veintena de palos borrachos de las dos variedades (C. speciosa y C. Chodatii). Fueron plantados con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992, aunque algunos ejemplares llegaron ya adultos desde viveros de Valencia y son posiblemente centenarios.

También cerca del mar, pero ya junto a la Barceloneta, se puede observar un grupo de seis palos borrachos en la plaza de Pau Vila, funto a la facultad de Náutica de la UPC, varios de notable tamaño, y luego tres ejemplares jóvenes y en un entorno lleno de coches en la calle del Doctor Aiguader, junto a la entrada de la Universidad Pompeu Fabra (UPF). Varios palos borrachos jóvenes se pueden ven asimismo en el Parque de Diagonal Mar. Todos son C. speciosa.

En la montaña de Montjuïc hay dos emplazamientos con palos borrachos. El primero es el Jardín de Costa i Llobera, donde se puede observar un grupo de ocho ejemplares de las dos especies que datan aproximadamente de 1970, y luego otros cuatro junto a la escalera que lleva a la carretea de Miramar. Además, en la puerta del nuevo Jardín Botánico de Barcelona hay uno solitario de gran tamaño pero de copa muy rala. Este último es C. chodatii.

El grupo más nutrido de ceibas, cerca des cincuenta, aunque todavía jóvenes y de la variedad rosada, se halla en un pequeño jardín urbano en la confluencia del paseo de la zona Franca y la plaza Cerdà. También hay un ejemplar destacable en la plaza de Blas Infante, ya en L’Hospitalet de Llobregat, y otros tres en los jardines del Hospital Dexeus, junto a la Gran Vía de Carlos III. Son todos C. chodatii.

Un grupo de tres ceibas crecen en el otro extremo de Barcelona, en el joven Parc Central de Nou Barris. Tienen al parecer unos 50 años y ya existían antes de que el jardín público fuera inaugurado, en 1989. Una de ellas es el ejemplar con tronco más grueso del municipio de Barcelona. Relativamente cerca, un pequeño grupo se puede observar en la cercana plaza de Ángel Pestaña y dos más en la plaza Dones de Nou Barris, ambas en el mismo distrito. Relativamente cerca, hay también tres jóvenes ceibas en la calle de la Renaixença, junto al mercado del Guinardó. Finalmente, se pueden observar jóvenes ejemplares en el parque de Diagonal Mar, en el pipicán situado junto al paseo del Taulat. En este caso son C. speciosa.

La confusión con ‘C. insignis’

Como explica en un artículo Samuel Pyke, especialista del Jardín Botánico de Barcelona, las ceibas de flor amarilla presentes en Europa han recibido durante mucho tiempo una denominación equivocada, Ceiba (o Chorisia) insignis, por confusión con otra especie de ceiba con flores similares. La auténtica Ceiba insignis, un árbol poco empleado como ornamental, es originaria de Perú y Ecuador, mientras que Ceiba chodatii procede del norte de Argentina, Paraguay y sur de Bolivia y está muy extendida en parques y jardines. En Argentina suele recibir el nombre de yuchán.

En catalán, manteniendo la anterior denominación científica, los palos borrachos todavía son conocidos como ‘corísies’, un homenaje al pintor y viajero ruso-alemán Louis Choris (1795-1828), que participó como dibujante en diversas expediciones naturalistas. ‘Ceiba’, en cambio, es una palabra de origen caribeño y precolombino.

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