‘Hanami’ en los melocotoneros de Aitona

LA FLORACIÓN SE HA CONVERTIDO EN UN ESPECTÁCULO TURÍSTICO. El hanami, la secular tradición japonesa de observar los frutales en el momento de la floración, puede practicarse en un ambiente a tiro de piedra en Aitona, una pequeña localidad situada unos 20 kilómetros al sur de la ciudad de Lérida (Lleida), junto al río Segre. Las más de 5.000 hectáreas de regadío del término municipal, antiguas tierras de secano dominadas ahora por melocotoneros (Prunus persica) y similares, se convierten en el mes de marzo, justo antes de que las hojas empiecen a surgir, en un mar de pétalos que se extiende hasta donde la vista alcanza.

En esta versión leridana del hanami, sin embargo, la famosa flor blanca del cerezo o sakura es sustituida por la no menos vistosa flor rosa del melocotonero y sus variedades (nectarinas, paraguayos y platerinas), cuyas tonalidades varían entre el fucsia más intenso y prácticamente el salmón. Se observan asimismo en Aitona algunos perales y ciruelos en flor, también de color blanco, pero el rosa es el protagonista indiscutible.

Las flores del melocotonero, que miden unos tres centímetros y tienen cinco pétalos, aparecen muy próximas entre sí, lo que contribuye al vistoso espectáculo. Sin embargo, es necesario ser previsor e informarse antes de viajar porque la floración se atrasa o adelanta en función de la dureza del invierno y luego dura solo entre dos y tres semanas.

Los árboles, eso sí, son pies nada vistosos que a lo sumo tienen dos décadas de vida y una altura de entre 2,4 y 2,8 metros para favorecer la recogida manual de la fruta. Cuando pasan de 20 años y decae la producción, los melocotoneros son sustituidos. «Se intenta explotar al máximo los años más productivos de los árboles y renovarlos una vez llegan a ser viejos -me explican en el Ayuntamiento de Aitona-. Un árbol bien cuidado puede ser productivo entre 15 y 20 años». El melocotonero es bastante resistente y requiere incluso de un cierto frío, pero una floración precoz, como ha sido en el año de nuestra visita (2019), puede ser peligrosa en caso de heladas primaverales.

Lógicamente, la floración es espectacular en todos los municipios próximos también dedicados al cultivo intensivo de fruta de hueso, pero en Aitona (2.500 habitantes) están orgullosos de acoger, según dicen, la mayor concentración de melocotoneros de toda Cataluña. Más de la mitad de la producción se exporta a Europa.

Siguiendo el éxito turístico de los cerezos en flor del valle del Jerte, en el norte de Cáceres, y de iniciativas similares en otras zonas productoras, como Cieza (Murcia) y Calanda (Teruel), el Ayuntamiento de Aitona organiza, a través del proyecto Fruiturisme, unas muy recomendables rutas que permiten observar los mejores rincones y además conocer un poco de la historia del cultivo y de su ciclo anual (y opcionalmente el patrimonio arquitectónico del pueblo). De las explicaciones se encargan agricultores y guías locales. El año pasado pasaron por las rutas de Fruiturisme unas 20.000 personas, incluidos varios grupos de japonenses.

Al llegar sin reserva y teniendo en cuenta las aglomeraciones del fin de semana, más propias de un parque de atracciones, nosotros realizamos por nuestra cuenta un recorrido señalizado de 5,7 kilómetros que dura aproximadamente una hora y quince minutos a paso lento. Es circular, completamente llano y llega hasta la orilla del Segre. También se puede realizar en bicicleta e incluso hay una empresa que ofrece servicios en globo. Lástima que el primer tramo discurra junto a una carretera bastante concurrida. La ruta la complementamos con una visita posterior a la ermita de Sant Joan de Carratalà, desde donde se obtiene una buena panorámica de los campos de Aitona.

El recorrido señalizado es circular, mide 5,7 kilómetros y dura aproximadamente una hora y quince minutos a paso lento.


Los melocotoneros, originarios de China, fueron domesticados hace al menos cuatro milenios, aunque el proceso pudo iniciarse hace incluso ocho, según las últimas investigaciones arqueológicas sobre polen y restos de huesos del Neolítico. La tradición sostiene, aunque sin pruebas convincentes, que los primeros frutos llegaron a Europa a raíz de las conquistas de Alejandro Magno en el siglo III a. C. Sin embargo, más verosímil parece una expansión comercial ligada desde tiempos remotos a la que posteriormente sería conocida como la Ruta de la Seda. Su difusión a partir de Persia, el actual Irán, explicaría por qué la especie en numerosas lenguas y su nombre científico son derivados del latín Prunus persica, o ciruelo de Persia.

La especie fue introducida en la península Ibérica en tiempos de los romanos y experimentó una cierta expansión gracias al empuje de los musulmanes en la Edad Media, pero las grandes extensiones en Aitona y otros pueblos de la comarca del Segrià, antes dedicadas al cereal de secano, son relativamente recientes y obedecen a la llegada del agua del canal de Seròs a mediados del pasado siglo. «Aitona pasó a ser zona de regadío, lo que permitió ampliar las explotaciones agrícolas -prosiguen en el ayuntamiento-. El melocotonero es ahora el cultivo más común gracias al agua y a las condiciones climáticas favorables de la zona».

China produce actualmente más de la mitad de los melocotoneros del mundo (58%). España ocupa la segunda posición, aunque a una distancia abismal, y luego se sitúan Italia, Estados Unidos e Irán.

Nombre: melocotoneros de Aitona.
Especie: Prunus persica.
Nombre común de la especie: melocotonero, durazno.
Origen de la especie: China.
Altitud sobre el nivel del mar: 110 msnm.
Edad de los ejemplares: jóvenes (hasta 25 años).
Ubicación: Aitona (Segrià, Lleida/Lérida). Las mayores plantaciones están al sur y el sureste del municipio. Aunque se pueden visitar libremente, tanto a pie como en bicicleta, son muy recomendables (y solicitadas) las visitas comentadas que organiza Fruiturisme  (12 euros en 2019). Duran unas dos horas. Para horarios y reservas, consultar la web fruiturisme.info . Coordenadas GPS del polideportivo municipal (punto de partida): GPS (anotación Google Maps: 41.491728, 0.459904 // 41°29’29.4″N 0°27’35.6″E).

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2 comentarios en “‘Hanami’ en los melocotoneros de Aitona”

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