La Grevolosa, un bosque de hadas

UNO DE LOS HAYEDOS MEJOR CONSERVADOS DE CATALUÑA. Tras aparcar y abandonar la carretera GIV-5273 cerca de Sant Andreu de la Vola, un sendero muy agradable, apto para todos los públicos, lleva al cabo de 40 minutos a un impresionante bosque caducifolio que parece surgido de un cuento de hadas centroeuropeo. Fresco, húmedo, sombrío… y alejado de los coches. Se trata de la Grevolosa, un recóndito hayedo de solo 13 hectáreas que acoge los árboles silvestres más altos de Cataluña, con varios gigantes de 300 años de edad que alcanzan los 40 metros de altura. En otoño, un momento ideal para la visita, las hojas van cayendo a medida que sopla el viento y acaban tapizando el suelo de un hermoso color amarillo. (Un esbozo de este artículo se publicó en El Periódico de Catalunya.)

El nombre de Grevolosa procede del término grèvol, en catalán acebo (Ilex aquifolium), debido a la abundancia en la zona del hermoso y amenazado arbusto.

El bosque, que crece en un terreno escarpado y elevado (1.037 metros sobre el nivel del mar), fue adquirido por la Generalitat de Cataluña en 1994, lo que a buen seguro frenó su explotación comercial y lo ha acabado convirtiendo en un destino habitual de excursiones familiares. Con posterioridad, todo el conjunto fue declarado arboleda monumental. El idílico lugar es «con­si­de­rado por muchos una catedral botánica», destacó la Generalitat con motivo de la distinción. Tres de los ejemplares de la Grevolosa están catalogados como árboles monumentales.

La mayor de todas las hayas, que mide 5,15 metros de perímetro de tronco a la altura del pecho y unos 41 metros de altura, se encuentra en la ladera de un barranco, opuesta al sendero principal, pero se puede acceder sin problemas. El árbol, con forma de candelabro, tiene secas tres de sus seis grandes ramas y el recio tronco está cubierto de líquenes y musgo, pero aún mantiene bastante vitalidad. Solo son cosas de la edad.

Al margen de las hayas (Fagus sylvatica), que se arremolinan muy juntas en los rincones más umbríos y escarpados, con mayor pluviometría y nieblas persistentes, el recorrido también destaca en sus zonas más soleadas por masas en muy buen estado de roble pubescente (Quercus pubescens), encina (Quercus ilex ilex) y más raramente de roble albar (Quercus petraea). Entre los árboles de menor tamaño y arbustos se observa, entre otros, arce menor (Acer campestre), acirón u orón (Acer opalus), acebo (Ilex aquifolium), boj (Buxus sempervirens), rusco (Ruscus aculeatus) y avellano (Corylus avellana). La zona en sentido amplio está incluida en el espacio natural protegido Serres de Milany-Santa Magdalena y Puigsacalm-Bellmunt.

El Ayuntamiento de Sant Pere Torelló, municipio al que pertenece la Grevolosa, reclama desde hace años la gestión del paraje público para, entre otros motivos, regular los accesos y evitar las aglomeraciones que se forman en algunos fines de semana de otoño y primavera, además de mejorar la limpieza. La afluencia de visitantes, en cualquier caso, es claramente inferior a la del vecino macizo del Puigsacalm y entre semana sigue siendo un paraje muy poco transitado. En mi última visita, en compañía de mi colega Ricard Llerins, solo coincidimos en todo el recorrido con un grupo de granados excursionistas de Barberà del Vallès que asistían boquiabiertos al observar el tamaño de las hayas. En silencio es como mejor se capta el espíritu del bosque. Solo se oye el ruido de las pisadas sobre la hojarasca y el cantar de algún pájaro.

ACCESO AL BOSQUE. La Fageda de la Grevolosa està situada en la sierra de Llancers, frontera natural entre las comarcas de Osona y Garrotxa. Para acceder hasta allí hay que tomar la C-37, la carretera que lleva de Manlleu a Olot, y, justo antes de llegar a los túneles de Bracons, desviarse por una salida que indica Sant Andreu de la Vola. A 200 metros, tras alcanzar los edificios de control de los túneles. se gira a mano izquierda por la GIV-5273, la antigua carretera del Coll de Bracons.

Una vez en la GIV-5273, hay varias opciones. La más sencilla y corta consiste en intentar aparcar pasado el km 23, prácticamente en el 24, y tomar un camino que sale a mano derecha (un poco más adelante, aunque no se llega a pasar, se encuentra el Molí de Bracons, un antiguo molino harinero reconvertido en casa de turismo rural). Tras avanzar unos 600 metros, nos dirigimos hacia a la izquierda al llegar a un cruce con unos escalones de piedra y seguimos caminando por el camino principal. La señalización es deficiente y es fácil perderse. Otra posibilidad es aparcar cerca del Coll de Bracons, desde donde parte también una conocida ruta hacia el Puigsacalm, y bajar hacia el sur. El recorrido se puede complementar con una visita a la cercana y restaurada ermita de Sant Nazari, donde, según me explica Ricard, hay también unos robles descomunales.

Nombre de los ejemplares: Fageda de la Grevolosa (hayedo de la Grevolosa).
Especie: Fagus sylvatica.
Nombre común de la especie: haya.
Ámbito de la especie: Europa. Desde España y Grecia hasta el sur de Suecia y desde Francia hasta Rumanía-Ucrania. También presente en el sur de Gran Bretaña.
Perímetro del tronco a 1,30 m: el mayor ejemplar, 5,15 m. (2019). Tres de las hayas están incluidas en el catálogo de árboles monumentales de Cataluña.
Altura: el mayor ejemplar, 41 m. (2019). Otros muchos superan los 30 m.
Altitud sobre el nivel del mar: 1.037 m. 
Antigüedad de los ejemplares: Variada. Los más viejos, hacia 1750. Se observan muchas hayas jóvenes.
Ubicación: Sierra de Llancers, municipio de Sant Pere de Torelló. Hay varios caminos para acceder, pero lo habitual es hacerlo a partir de la antigua carretera del Coll de Bracons (GIV-5273). Coordenadas GPS (anotación Google Maps: 42.100688, 2.375092).

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