UN ESTUDIO DESENTRAÑA LAS CLAVES DE LA GRAN LONGEVIDAD DE ALGUNOS ÁRBOLES. Los fascinantes ginkgos, últimos representantes en la Tierra de un género de árboles surgido hace unos 270 millones de años, mucho antes que los dinosaurios, parecen haber sido diseñados para ser (casi) inmortales y, de hecho, son relativamente habituales los ejemplares que cumplen siglos y siglos sin problemas. Un reciente estudio internacional, encabezado por investigadores chinos y estadounidenses, ha desentrañado la clave de esta asombrosa longevidad y posiblemente también la de otras especies arbóreas de larga vida. «La condición predeterminada de las plantas es la inmortalidad», sentencian los científicos.
El envejecimiento es una propiedad universal de los organismos pluricelulares que se manifiesta con un desgaste de los telómeros y mutaciones, entre otras señales. Sin embargo, «aunque es conocido que algunas especies de árboles pueden vivir durante siglos o milenios –precisan los autores–, los mecanismos moleculares y metabólicos subyacentes a su longevidad no estaban claros».

Los científicos, encabezados por Li Wang (Universidad de Yangzhou), Richard Dixon (Universidad del Norte de Texas) y Jinxing Lin (Universidad Forestal de Beijing), analizaron una treintena de ginkgos sanos con edades comprendidas entre 15 y 667 años, lo que supone el estudio sobre el envejecimiento de las plantas más completo realizado hasta la fecha. El artículo científico se ha publicado en la revista PNAS (enero 2020).
Al examinar los característicos anillos concéntricos de la madera en ginkgos muy viejos, los biólogos se percataron de que el crecimiento no se había desacelerado, sino todo lo contrario. En algunos momentos, era incluso más rápido. Además, el tamaño de las hojas, la capacidad fotosintética y la calidad de las semillas, todos indicadores de salud, tampoco variaban con la edad.
Los genes del cámbium no poseen ningún programa para la senescencia o muerte
Para abordar esta cuestión, los investigadores analizaron los cambios relacionados con la edad en las hojas y en el cámbium vascular, la capa de células madre que se sitúa entre la madera interna y la corteza externa. Como era de esperar, la expresión de genes relacionada con la senescencia, la etapa final de la vida, aumentaba en las hojas moribundas. Sin embargo, en los genes del cámbium no observaron diferencias entre los árboles viejos y jóvenes.
Según explican en PNAS, ello ocurre porque los genes del cámbium no poseen ningún programa para la senescencia o muerte. Por el contrario, su programa para crear defensas continúa funcionando incluso después de cientos de años. «A medida que envejecemos, nuestra máquina inmunológica comienza a funcionar peor –explica el coautor Richard A. Dixon–. Sin embargo, en estos árboles, la máquina inmune, independientemente de que tengan una antigüedad de 1.000 años, parece ser la de un individuo de 20».
Es poco probable que los árboles acaben muriendo de viejos. Plagas, sequías y otros factores los matarán primero
El cámbium permanece intacto y lleno de vida. Aunque la división celular tiende a disminuir después de los 200 años, las células generan defensas y elevan el agua y los nutrientes para que el árbol crezca y se mantenga saludable. Por este motivo, es poco probable que los árboles acaben muriendo de viejos, sino que plagas, sequías y otros factores los matarán primero. En cierta manera, concluyen los científicos, los ginkgos son seres que, «más que preocuparse por morir, han de hacerlo porque no los maten». Los viejos ejemplares prácticamente no crecen más y asignan sus recursos a la protección contra enfermedades y tensiones ambientales.
Artículo de referencia en PNAS. Multifeature analyses of vascular cambial cells reveal longevity mechanisms in old Ginkgo biloba trees. https://www.pnas.org/content/117/4/2201
Los ginkgos o árboles de los cuarenta escudos, originarios del sur de China, viven una segunda juventud como árboles ornamentales en jardines de todo el mundo, muy apreciados por la coloración amarilla que presentan sus hojas en otoño, pero en su hábitat natural se encuentran muy amenazados debido a la deforestación.
El extracto de ginkgo biloba se comercializa como suplemento para tratar toda clase de dolencias, fundamentalmente la pérdida de memoria y problemas circulatorios, pero no hay suficiente evidencia científica que lo avale.