GIGANTES DE MADERA EN EL JARDÍN DE LA FORTALEZA MEDIEVAL. El castillo de Sotomayor (o Soutomaior), una fortaleza de origen medieval ligada desde el siglo XIII a un noble linaje gallego, primero como simple torre de defensa y luego como un impresionante recinto amurallado, llegó a finales del siglo XIX en un estado lamentable. Tras sufrir largos periodos de abandono, se había desplomado parte de la estructura, las cubiertas estaban muy deterioradas y hasta las piedras habían sido víctimas del expolio. Sin embargo, todo cambió a partir de 1870, cuando el castillo pasó a manos del político y abogado Antonio Aguilar y Correa, marqués de la Vega de Armijo, que años después llegaría a ser jefe del Gobierno español y a presidir el Congreso de Diputados. En nuestra visita invernal (febrero 2020) nos sorprenden un cielo despejado y unas temperaturas muy suaves.

Los marqueses de la Vega de Armijo ordenaron una profunda transformación de la antigua fortaleza para convertirla en una acogedora residencia de verano. Para ello rehicieron las almenas medievales y las estancias, incluida la cárcel y el puente levadizo, y construyeron también una capilla, una balconada y un pabellón para albergar a los huéspedes. Los campos de maíz que rodeaban el castillo dieron lugar a una plantación de vides y al hermoso jardín que se puede contemplar hoy en día. Tras diversas vicisitudes familiares y un nuevo periodo de abandono, el castillo y sus terrenos fueron adquiridos finalmente por la Diputación de Pontevedra en 1982. El estado de conservación y la limpieza son ahora impecables. Lo único que desentona es una carpa para celebraciones que afea el paisaje.


El jardín botánico, que incluye un pequeño estanque, varias glorietas y fuentes, ocupa 15 de las 29 hectáreas de la finca y en él se pueden encontrar 175 especies arbóreas diferentes. Aunque sobrevive algún castaño con más de cinco siglos de vida -que nosotros fuimos incapaces de encontrar-, las grandes coníferas que han hecho famoso a Sotomayor son en su mayoría una herencia de las plantaciones realizadas en tiempos de los marqueses de la Vega de Armijo. Además, aprovechando el clima suave de la zona, en Sotomayor crecen sin problemas naranjos, palmeras y diversas especies de eucalipto. En cuanto a las camelias, como no podía ser menos, hay exactamente 442 de 25 variedades diferentes, incluyendo un ejemplar con 18 troncos que se publicita como el más voluminoso de Galicia. Los rododendros son asimismo abundantes.
Cuatro de los ejemplares del jardín están incluidos en el catálogo de árboles singulares de Galicia
Sotomayor acoge cuatro ejemplares incluidos en el catálogo gallego de árboles monumentales (árbores senlleiras), todos ellos plantados hacia 1870-1880. El más renombrado y el que suele aparecer en las guías, además de haber sido candidato a Árbol Europeo del Año en 2019, es una espigada araucaria chilena o patagónica (Araucaria araucana) que crece cerca del estanque, en la zona central del parque. Creo personalmente que el jardín cuenta con varios especímenes mucho más vistosos, pero obviamente en su fama ha pesado el hecho de que se trata de una especie muy poco habitual. El póker de araucarias de Sotomayor se completa con A. heterophylla, A. bidwilli y A. angustifolia.


El segundo árbol catalogado como monumental es un falso ciprés o camecíparis de Lawson (Chamaecyparis lawsoniana) situado a la izquierda del jardín, mirando desde el castillo, y que tiene la particularidad de estar formado por tres grandes troncos (llegaron a ser nueve, pero hubo que talarlos). Su estado de salud es precario y su final parece cercano.
Observé asimismo un mínimo de nueve ejemplares de secuoya roja (Sequoia sempervirens), una de los cuales es, según la guía del parque, la más gruesa de Galicia, «aunque el escaso campo visual impide la correcta contemplación de su arquitectura». No hay, en cambio, ninguna secuoya gigante (Sequoiadendron giganteum), que suele ser mucho más habitual.

El último de los árboles catalogado como monumental es una enorme criptomeria o cedro japonés (Cryptomeria japonica) situada entre la carpa y el hotel y que presenta una gran abertura en la base. Tiene un perímetro de tronco de 5,52 metros (a una altura de 1,30 m). Hay además otros tres ejemplares de la misma especie, como mínimo.
No están catalogados, pero sin dudas lo merecerían, un gigantesco abeto de Douglas (Pseudotsuga menziesii) de 4,51 metros de perímetro que el visitante observa tras concluir el camino de entrada, junto al castillo, y un cedro de incienso o libocedro (Calocedrus decurrens) cuya sombra se proyecta sobre el estanque. Finalmente, destacan ejemplares de ciprés mexicano (Cupressus lusitanica), acacia negra (Acacia melanoxylon), roble (Quercus robur y Q. rubra), abeto y pícea, ciprés de los pantanos, magnolia y acebo, entre otras muchas especies.
Castillo de Sotomayor / Castelo de Soutomaior
Extensión de la finca: 29 hectáreas, de las que unas 15 corresponden al jardín botánico.
Creación: los orígenes del castillo se remontan al siglo XII, aunque el edificio ha sufrido profundas restauraciones. El jardín es de 1870-1880.
Propietaria: Diputación de Pontevedra.
Dirección: Rúa rial, s/n, Soutomaior (Pontevedra). Se accede por la carretera EP-2908. Buenas indicaciones. A 22 kilómetros de Vigo y 17 de Pontevedra. Hay aparcamiento y un bar en la base de la montaña.
Horarios de los jardines (2020): de 10.00 a 21.00 h. En invierno, de 10.00 a 19.00 (lunes cerrado). Más información en la web del recinto.
Tarifas y horarios para el castillo y su museo (2020): 5 euros. Más información en la web del recinto.
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