RECORRIDO POR EL HISTÓRICO PARQUE. Es admirable la determinación que tiene la vegetación para rebrotar después de un duro invierno. En el Jardín Botánico de Cracovia, el más antiguo de Polonia y uno de los más interesantes de Europa, las catalpas, los tilos, las sóforas, los ailantos y otros muchos árboles y arbustos muestran en primavera una floración exuberante tras haber pasado unos interminables meses de letargo en la que han soportado heladas constantes y temperaturas extremas de -20º. En décadas recientes, el récord son los -30º que se alcanzaron en 1987.
El Jardín Botánico de la Universidad Jagellónica, su nombre completo, se encuentra cerca del corazón de Cracovia, el Stare Miasto o casco antiguo, pero parece que de forma incomprensible los miles de turistas que abarrotan la ciudad todos los años le dan la espalda. Durante nuestra visita dominical (junio de 2022) observamos exclusivamente público local que busca un lugar tranquilo por el que pasear o bien toma un refresco en el bar al aire libre. El jardín permanece abierto desde mediados de abril hasta mediados de octubre.


El parque se estableció en 1783, pero su gestación se inicia en 1756, cuando Kazimierz Stepkowski, el entonces rector de la Universidad Jagellónica (o Jaguelónica), la gran universidad de Cracovia, donde tres siglos atrás había estudiado Copérnico, decide comprar unos terrenos para crear en ellos un jardín de investigación botánica para las facultades de Medicina y Ciencias Naturales. Las ideas ilustradas se extendían el continente y Polonia no quería quedarse atrás.
Los terrenos, que habían pertenecido a los Czartoryski, una de las familias más nobles del país, ocupaban originariamente 2,4 hectáreas, pero diversas ampliaciones acometidas en los dos siglos posteriores aumentaron la superficie hasta las actuales 9,6 (y hay un proyecto de ampliación hasta la calle Sniadeckich que supondría añadir cuatro hectáreas más, según explica en su blog el naturalista Zielony Blok).

La residencia familiar, uno de los palacios más lujosos de Cracovia, fue reformada completamente entre 1788 y 1792 para acoger un observatorio astronómico y, entre otros aspectos, se le añadieron las dos cúpulas que se ven en la azotea. Una nueva reconstrucción, realizada en 1859, acentuó el aspecto neoclásico actual. El edificio, además de servir de recepción, también alberga el Instituto de Botánica de la Universidad Jagellónica.

El jardín fue diseñado por el químico y geólogo Jan Dominik Jaśkiewicz, su primer director, como un parque barroco de estilo francés con colecciones de plantas medicinales y ornamentales. En un informe de 1791, el propio parque presumía ufano de 2.000 ejemplares, entre ellos un cultivo de bananos en invernadero que a buen seguro era un atractivo mayúsculo para la época. En 1792 se estableció en el jardín una de las estaciones meteorológicas más antiguas de Polonia, con una serie ininterrumpida de mediciones desde 1825. Ahora se puede observar junto al arboreto.


En 1787 se construyó el primer invernadero, de pequeño tamaño, aunque de esa instalación no queda huella y lo que se puede observar en la actualidad son tres grandes edificios acristalados: Victoria, del siglo XIX, aunque reconstruido en 1993-1998, que debe su nombre a la planta amazónica Victoria cruziana que crece en un estanque interior; Jubileo, de 1966, que destaca por acoger una esbelta palmera canaria de 150 años, y Holandés, de 1954, con una extraordinaria colección de orquídeas y cicas, aunque durante nuestra visita estaba cerrado al público por una razón que desconozco.
La colección
A principios del XIX, el catálogo de plantas incluía unas 4.000, pero diversas vicisitudes políticas y meteorológicas, incluyendo el gélido invierno de 1829, que destruyó irremediablemente parte de la valiosa arboleda, dieron paso a una época de declive de la que no se recuperó hasta mediados de siglo.


La historiadora Alicja Zemanek, en sus monografías en polaco sobre el parque, a las que he accedido gracias a la ayuda del traductor de Google, destaca varias figuras capitales en la transformación del jardín botánico en uno de los más completos de Europa. Uno de ellos es el naturalista Józef Warszewicz (1812-1866), amigo de Alexander von Humboldt y viajero por América central y del sur, que comenzó a desarrollar la colección de orquídeas, la mayor de su tipo en Polonia con unas 500 especies.
También Marian Raciborski (1863-1917), investigador de la flora de Polonia y de la isla de Java, que entre otros aspectos fundó el jardín alpino y creó el departamento de genética vegetal. Y en tercer lugar Władysław Szafer (1886-1970), uno de los pioneros internacionales en la conservación de la naturaleza, que es a quien se debe la disposición actual del espacio. Los tres cuentan en el jardín con esculturas en su honor.
El parque, que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, es el jardín botánico más antiguo de Polonia y el que cuenta con el mayor catálogo de especies
El parque fue el único jardín botánico de Polonia que sobrevivió a la ocupación nazi y la Segunda Guerra Mundial, aunque sí sufrió graves pérdidas.

Actualmente, el Jardín Botánico de la Universidad Jagellónica cuenta con unas 5.000 especies (6.500 taxones) procedentes de todo el mundo, incluidas casi 1.000 de árboles y arbustos y más de 2.000 de plantas de invernadero. El arboreto, que ocupa la parte final y más extensa del jardín, acoge enormes ejemplares, algunos de ellos centenarios. El propio parque destaca en su web su colección de arces, robles y abedules, pero no deben olvidarse las metasecuoyas, las píceas del Colorado, las catalpas, los fresnos, los cipreses de los pantanos y las robinias.

Los árboles más destacados por su edad, no obstante, se encuentran en la zona central del jardín. El primero es un gran roble común conocido como el Roble Jagellónico y al que se le calculan 250 años de vida, lo que significa que formaba parte de la finca de los Czartoryski antes de su transformación en jardín universitario. Tiene un tronco con un perímetro de 6,60 m (a 1,30 m de altura). Muy cerca destacan dos ginkgos con un perímetro cercano a los dos metros. Finalmente, cabe citar dos cornejos macho, prácticamente hermanos, que según la tradición fueron plantados poco después de inaugurarse el jardín en 1790. Nunca los había visto tan grandes.
Hermoso jardín. Una pequeña joya.