UNA CONÍFERA EUROPEA A EXPENSAS DEL PÁJARO CASCANUECES. Las tiendas de recuerdos y artesanía en Selva di Val Gardena, Cortina d’Ampezzo, Ortisei, Val Pusteria y otro núcleos turísticos de los Dolomitas, en el nordeste de Italia, exhiben en sus estanterías todo tipo de cuencos y joyeros, Pinochos y figuras del pesebre, relojes de pared, paneras y corazones tallados con una madera muy particular. Es clara, pero con unas tonalidades casi rojizas. Dura, ligera, fácil de trabajar y resistente a la carcoma. Y dicen, aunque cuesta apreciarlo en piezas tan pequeñas, que desprende una fragancia intensa. «Di che tipo di legno è fatta questa scultura?», es la pregunta. «Cirmolo», responden.
El cirmolo o Pinus cembra, conocido en español como pino cembro o pino suizo, es una escasa conífera exclusiva de zonas elevadas de los Alpes, desde Francia hasta Eslovenia, aunque mucho más abundante en el sector oriental, así como del macizo Tatra (Eslovaquia), los Cárpatos y los Alpes de Transilvania (Rumanía y Ucrania). Pese a este amplio ámbito, los profesores Marcus Ulber y Felix Gugerli, del Instituto Federal Suizo para la Investigación Forestal, explican que en los años 70 se estimó que la cobertura de bosques dominados por cembros era de solo 30.000 hectáreas, aunque muy posiblemente su territorio haya aumentado en fechas recientes debido al abandono de prados ganaderos.


«Tuvo una distribución más amplia en Europa durante la última glaciación, pero con el aumento de las temperaturas sufrió una fuerte fragmentación como consecuencia de su competencia natural con la pícea de Noruega (Picea abies), que aisló al pino cembro en las cotas más altas», escriben los especialistas Giovanni Caudullo y Daniele de Rigo en un análisis para el centro de datos sobre bosques de la Comisión Europea. La especie más cercana desde un punto de vista genético es el pino siberiano (Pinus sibirica), uno de los árboles característicos de la taiga, con la que puede llegar a hibridarse.
El cembro es una conífera de crecimiento lento que puede alcanzar los 800 años de vida
De hecho, el pino cembro tiene una enorme capacidad para soportar sin sufrir daños temperaturas extremas, de hasta -40ºC en invierno, sin parangón entre los pinos europeos, aunque es muy sensible al estrés por sequía en verano. Suele ocupar las zonas más elevadas aptas para la vegetación arbórea, justo por debajo de los prados alpinos. En Italia se observan desde los 1.500 hasta los 2.500 metros de altura. Se trata de un árbol de tamaño medio, entre 15 y 20 metros de altura, y crecimiento lento, con ejemplares que superan los 800 años.
«La madera es fuerte y de buena calidad, pero no es una especie comercialmente importante debido a su lento ritmo de crecimiento y la frecuente forma retorcida de los troncos», prosiguen Caudullo y De Rigo. Aunque son muy apreciados el parquet y los muebles de pino cembro en viviendas de estilo tradicional, se planta ante todo para proteger laderas y valles contra avalanchas y también para evitar la erosión del suelo.
En los hábitats alpinos está amenazado principalmente por el desarrollo del turismo, en particular por las pistas de esquí, sus remontes y las carreteras. No obstante, como decíamos al principio, la reciente reducción de las actividades vinculadas a los pastos de montaña está permitiendo que regrese en muchas áreas.

Al margen de su resistencia al frío, otras dos características hacen del cembro una especie excepcional. La primera es que sus agujas o acículas, las finas hojas en forma de alambre, que miden entre 5 y 9 centímetros, están agrupadas de cinco en cinco, algo único en Europa. Entre los pinos ibéricos, por ejemplo, la norma es que se agrupen de dos en dos, mientras que en el pino canario son de tres en tres. Y entre las especies habitualmente presentes en parques europeos como ornamentales, solo el pino azul del Himalaya (Pinus wallichiana) presenta la misma peculiaridad.

Esta forma de agrupar las acículas facilita la identificación, aunque la verdad es que en su hábitat no hay otras especies que puedan llevar a la confusión. El pino cembro rara vez se encuentra en rodales puros, probablemente porque los hábitats óptimos se han transformado en pastos, y en los Dolomitas lo habitual es que aparezca junto a otras coníferas como la omnipresente pícea de Noruega (Picea abies), el alerce (Larix decidua) y más raramente el abeto (Abies alba), según pudimos comprobar en nuestra estancia por el nordeste de Italia.

El cascanueces euroasiático, un córvido de alta montaña, es el principal responsable del surgimiento de nuevos pies. Recolecta semillas y las entierra
Finalmente, la tercera y más curiosa peculiaridad de los cembros ataña a la dispersión de sus semillas, piñones de 7×10 milímetros muy sabrosos y ricos en nutrientes. De ello se encarga en gran medida el cascanueces euroasiático (Nucifaga caryocatactes), un córvido habitual en las altas montañas centroeuropeas. «Esta ave, que cubre distancias de hasta 15 kilómetros, puede recolectar más de 25.000 semillas cada año, almacenándolas en muchos pequeños depósitos en el suelo como reserva de alimento para el invierno», resumen Caudullo y De Rigo. Algunas de estas reservas acaban abandonadas y las semillas pueden germinar. Otras especies animales también contribuyen a la dispersión de semillas, como los pájaros carpinteros (Dryobates major, Picoides tridactylus), el arrendajo común (Garrulus glandarius), la ardilla (Sciurus vulgaris) y el lirón gris (Glis glis).